sábado, 20 de diciembre de 2014

La carta de un médico de pueblo al Capataz de unas Tierras

Fragmento del libro “España Cae”

Autor: Alfonso P





        Hola Marcial:

Sabes que te van a echar como Capataz de las tierras por tu mal trabajo. Por borracho, mezquino, y hacer tratos con mala gente. Has sido injusto, y has maltratado a las ovejas y los pastores a tu cargo. Pero no te has quedado ahí.  Antes de irte has contratado  al pastor más viejo, maleducado, y que no teme vociferar con nadie, para que recupere las ovejas viejas que habías perdido en el camino, en otros pastos que se habían quedado otros pastores, porque ya no les gustaba tu pienso.  Porque no es ni parecido al que decías que ibas a traer. Pero tu idea no es que te readmitan ahora. Sabes que los dueños ya lo han decidido. Y ya nada que hagas les hará cambiar de opinión. Lo que vas a hacer, que nos conocemos, es malacostumbrar a esa viejas ovejas, para ponérselo difícil al nuevo Capataz que venga y que tenga que lidiar con tus viejas ovejas bien gordas, con tu pastor y contigo de vecino,  durante los próximos años que dure el contrato que le hagan al nuevo Capataz. Se te ve venir. Y habiendo dejado tú las tierras hechas un lodazal y las demás ovejas escuchimizadas, serán otros años de infierno para todos los que dependan de las tierras, y piensas así que los dueños pensarán que más vale lo malo conocido y que volverán arrodillados a ti. ¿Verdad Marcial? No me lo imagino, es que cuando bebes, hablas de más en la tasca de Rafael. Porque a ti, las tierras de tus dueños y tus dueños, no te importan nada. Solo quieres el puesto de Capataz, para hacer tus negocios sucios a espaldas de tus dueños, como lo has hecho toda la vida. 
Pero esta vez te equivocas. Estás tan viejo como tu pastor. Y tus dueños ya no son unos niños. Han crecido, y no son los hijos de los viejos Señores de los que te reías. Han aprendido mucho y se han cansado de ti y has sobrepasado el límite con tus burlas y tus borracheras en el pueblo. Nunca  tus borracheras ni tus felonías saldrán en el periódico del pueblo, porque el dueño es tu primo. Pero hoy en día, todo se sabe. La gente habla entre sí, tienen como una red entre ellos y los dueños no están ausentes como antes. Y eso no lo podrás controlar por mucho que lo has intentado, con tus palizas a algunos mozos.  Sí, lo saben todos; que luego presumes en la partida de los martes.
 Sabes que soy hombre de Paz, y no te deseo mal alguno, como no se lo deseo a nadie; y eso que me lo pusiste difícil desde que me vine aquí desde la capital, porque querías que el puesto lo ocupara el veterinario sobrino del carnicero. Que burro eres. Solo te voy a dar un consejo. Y tú verás lo que haces. Cambia de actitud ya, asume lo que has hecho y aprende a convivir. La gente está muy enfadada y luego no digas que la gente está loca si pasa una desgracia. Porque puede haber un loco. Pero ¿todo un pueblo? Te has convertido en un cacique. Y el otro día paseando con mi hija, unos muchachos hablaban de ti, y oí cosas como “Fuenteovejuna”, “vendetta”. Te lo cuento porque se lo brutos que sois  tanto tú como tu primo y tus  parientes de la Villa Serrana. No me gustaría que si un chaval o un desgraciado al que le has destrozado la vida por tus apaños y ha perdido la cabeza, hacen una tontería, vayáis predicando a los cuatro vientos que han sido los empleados del nuevo Capataz o alguna estupidez como esa. Marcial, Que nos conocemos. Y me controlas al Pastor ese, que en la Tasca un día le van a partir los morros.  
Si no cambias, tarde o temprano va a pasar algo malo. A alguien. Y no digo  a ti precisamente. Lo más probable es que sea algún zagal que pierda los nervios por tus bravuconadas o las de tu viejo pastor, y acabe con una paliza o peor; una jugarreta de alguno de tus lacayos, y acabe en manos de la justicia y le carguen el mochuelo de alguna sandez. Sabes a lo que me refiero.
Y al final se montará tal lío, que ni cambiándote el nombre, ni con cirugía estética creo que tengas futuro en estas tierras de gente trabajadora.
Bueno Marcial, estás a tiempo de irte de las tierras, pero como un hombre digno. Que hay más trabajos. 
Queda con Dios.